Identidad del nivel inicial
La identidad vulnerada (1994-2004)
Momento en el que el
nivel inicial queda deshabilitado y en sus postulados fundantes frente a la
presencia de los contenidos como algo novedoso.
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Escasez de
orientación para los docentes acerca de cómo organizar la enseñanza tracciona
hacia la aparición de prácticas primarizadas.
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Tradiciones
que comienzan a ser interpeladas, perdiendo terreno el juego en tanto eje
estructurante de las practicas pedagógicas.
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Los
motores que impulsaron la transformación del sistema educativo argentino en la
década de los ´90 fueron la Ley Federal de Educación (24.195/93) y los
contenidos Básicos Comunes (1994). Lo valioso para el jardín fue la obligatoriedad
de la sala de 5 años, que llevo a cabo un proceso de expansión de la matrícula,
con la creación de nuevas salas y jardines.
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Esta ley
posiciono al jardín como el primer nivel del sistema educativo dejando de ser
preescolar para pasar a ser nivel inicial.
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Cada
provincia debía elaborar, en base a los CBC, su diseño curricular jurisdiccional,
organizado desde una lógica disciplinar y otorgando un lugar prioritario a los
contenidos y a la enseñanza.
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Las
tradiciones del nivel comienzan a ser cuestionada, y las practicas pedagógicas
oscilan entre enseñanza verbalista y transmisivas y la actividad por la actividad
misma. Se comienzan a observar practicas basadas en explicaciones del docente y
largas conversaciones en ronda.
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En el año
1996 apareció “zona educativa”, revista de distribución gratuita que llegaba a
todas las escuelas y jardines, elaborada por el Ministerio de Cultura y
Educación de la Nación, bajo la coordinación ejecutiva de la Inés Aguerrondo.
Contenía artículos para cada uno de los niveles y ciclos atendiendo a la nueva
estructura del sistema educativo, dando a conocer las líneas de la política
educativa imperante.
Mientras tanto en Santa Fe…
Al
incluir la especificación de los contenidos y su tipificación como novedoso,
las maestras se sienten movilizadas pensando en cómo enseñar, buscando nuevos
modos.
Se
elabora el Diseño Curricular de nuestra provincia (1997) que, con una fuerte
lógica disciplinar interpela la libertad, la espontaneidad, el no directivismo,
el juego libre frente a la necesidad de enseñar. También se elaboran las
orientaciones didácticas organizadas bajo la misma lógica disciplinar que el
diseño con escasa llegada a las instituciones. Se inicia un movimiento pendular
entre el activismo de los ´80 y la enseñanza verbalista de los ´90. La jornada
escolar comienza a desdoblarse en dos momentos, uno para enseñar contenidos, y
otro para jugar y descargar energías.
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Los
jardines de infantes estaban muy movilizados por esta transformación. Lectura
de bibliografía, cursos de todos tipos dieron vida a la capacitación docente.
Los proyectos educativos institucionales (PEI) y los curriculares (PCI) de la
mano del modelo TEBE (Transformación Educativa Basada en la Escuela) dotaron de
encuentros, discusiones, acuerdos y disensos a las escuelas en pos de su construcción.
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Se
resignifican las unidades didácticas como manera de organizar la enseñanza, que
en la década anterior había quedado en desuso en nuestra provincia,
incorporándose desde otra perspectiva. Los talleres fueron desplazados y con
ello, el juego perdió terreno.
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La puesta
en escena del contenido como un elemento clave y novedoso en el nivel inicial
quedo desvinculado de los modos en cómo deben ser enseñados, en función de la
especificidad del nivel y de sus tradiciones. Se atentó contra la idea del enfoque
globalizador, dando entrada a actividades sueltas y fragmentadas para enseñar
el contenido.
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Al
trabajar los contenidos disciplinares como si fueran un fin en sí mismo, se
derivó en una primarizacion o espejo de la escolaridad primaria. Se comenzaron
a desdibujar practicas propias del nivel, para dar entrada a otras de la
escuela primaria. Los cuadernos, en las secciones de 5 años, oscilaban entre el
exceso de fotocopias para su completamiento, con actividades vinculadas a la
enseñanza de las vocales y de los números, con diferentes modos de registro de
lo que sucedía en el devenir cotidiano de las secciones.
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Los
rincones siguieron vigentes, pero como un momento de juego libre desvinculado
de lo que se pretendía enseñar. Generalmente luego de la actividad central del día
se jugaba en los rincones, mientras el docente aprovechaba ese tiempo para
hacer observaciones u otras tareas inherentes a su función. Los argumentos
imperantes fueron “jugando también se aprende”; “necesitan jugar”, quedando sin
poder resolverse las articulaciones entre el enseñar, el jugar y el aprender.
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Hacia el
siglo XXI entra en vigencia el PROCAP (Programa Provincial de Capacitación
Docente Permanente) que, a través de sus cartillas, permiten una socialización
de sus producciones con una mayor especificación en la didáctica del nivel
inicial. A pesar de ello, su impacto fue débil en las practicas pedagógicas.
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Esta
requiere una nueva reconfiguración que no se logra, dando entrada a prácticas
cercanas a la escuela primaria. Aunque nunca se abandonó el juego, este quedo
relegado para el tiempo que sobra, para el momento del patio, o como recurso
motivacional. El tiempo para el juego de los niños perdió terreno y se
advirtieron que, en muchos momentos de la jornada diaria, las maestras jardineras
asumen modos primarizados de enseñar, pasando a un segundo plano el espacio
genuino para jugar.
La identidad restituida (2004-2008)
Denominamos a este
momento la identidad restituida ya que, con la degradación de la Ley Federal de
Educación N°24.195/93 y la sanción de la Ley de Educación Nacional N°26.206/06,
se abrieron nuevas alternativas, revalorizando las tradiciones del nivel y, reconociendo
a la vez, el valor de los marcos disciplinares como camino que posibilita
restituir la identidad que venía debilitándose frente a la primarizacion que se
produjo en el momento anterior.
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La nueva
ley ya no refiere al nivel inicial sino a la Educación inicial que corresponde dos ciclos:
1.
De 45 días
a 2 años inclusive.
2.
De 3 a
5 años.
Representa el primer tramo del sistema educativo y se constituye en una
unidad pedagógica. En un primer momento se universaliza la sección de 4 años,
que hoy ya es obligatoria.
Luego se universaliza la sección de 3 años y se le otorga un lugar clave
al jardín maternal, al promover el aprendizaje y el desarrollo de los niños de
45 días a 5 años, como sujetos de derechos y participes activos de un proceso
de formación integral.
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Frente a
la perdida de terreno del juego en el nivel, y frente a una sociedad
tecnológica que promueve un juego virtual para la infancia, la nueva Ley lo
rescata como un contenido de alto valor cultural para el desarrollo cognitivo,
efectivo, ético, estético, motor y social.
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En este
marco legal se formulan los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios (NAP), dejando
sin efecto los CBC. Se deja atrás la clasificación de pedagógica de contenidos
en conceptuales, procedimentales y actitudinales. Al hablar de aprendizaje no
se quita relevancia a la enseñanza, sino todo lo contrario, al resignificar
como función específica de la escuela.
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En este
sentido, el documento curricular plantea que el juego es un problema complejo
que se expresa de modo crítico y a través de múltiples manifestaciones en prácticas
ritualizadas que reflejan en diferente grado los supuestos que van del jugador
por jugar a la primarizacion del jardín, pasando por una concepción de juego
entendiendo como un medio para enseñar.
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El juego
comienza a cobrar mayor visibilidad y con ello el diseño y desarrollo de
propuestas de enseñanza centradas en cada tipo de juego. Se revitaliza de esta
manera el juego centralizador, el juego en sectores y el juego-trabajo
promovido en la identidad renovada, en un intento de articulación con los
contenidos.
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El juego
adquiere nuevamente centralidad en la organización de propuestas de enseñanza y
reencuentra su lugar como pilar de la didáctica de la educación inicial.
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Todos los
campos de conocimiento aportan saberes que permiten mayor comprensión y
organización de la realidad, enriqueciendo el desarrollo del juego y
promoviendo la construcción de conocimientos.
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Resulta
significativo el lugar que se le asigna a la alfabetización inicial y con ello
el acceso a la lengua escrita reconociendo el valor de la palabra y del texto
como primer contacto con la misma. De esta manera, se intenta desterrar el
abordaje de las vocales aisladas como practica instalada en la mayoría de los
jardines.
La identidad en tensión en Santa Fe (2006-2017)
Nuestra
provincia, mas allá de los NAP (2004) y de la sanción de la Ley de Educación
Nacional (2006), mantuvo en vigencia el Diseño Curricular del año 1997.
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En
paralelo con la producción ministerial, una abundante bibliografía para el
nivel inicial comienza a circular. Docentes de nuestra provincia publican sus
investigaciones y reflexiones en editoriales locales y de Buenos Aires. Estos
textos se utilizan en la formación docente, y son fuente de consulta de
maestros.
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En
concordancia con este entrecruzamiento de posiciones, encontramos en los
jardines de infantes practica pedagógicas muy heterogéneas, desde aquellas
mencionadas en el momento anterior que aún persisten, hasta otras sostenidas
fuertemente desde el juego, sin ponerlo en dialogo con la enseñanza.
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En el año
2009 se implementa el nuevo diseño curricular para el Profesorado de Educación
Inicial (529/09) desde la complejidad con una gran cantidad de espacios
curriculares innovadores.
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Un segundo
momento en esta identidad en tensión, se inicia el año 2010 cuando una serie de
programas ministeriales (2010/17)- algunos nacionales y otros provinciales-
comienzan a marcar una línea curricular institucional. Entre ellos podemos
nombrar: Educación Sexual Integral, Educación
Vial, Aprendizaje en juego, Ronda de palabras, Palabras al viento, Tertulias
literarias, Continuidad de los aprendizajes, Semillas de sueños, Tramas
digitales, Filosofía con niños.
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En pos de
revalorizar el lugar del juego, los jardines inician, por un lado, una vuelta a
los rincones como momento de juego libre. Por otro lado, una vuelta a los talleres,
pero pensados desde diversas perspectivas organizativas y pedagógicas. Hasta
llegar a introducir de manera incipiente las instalaciones lúdicas.
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En la
mayoría de los casos se ha podido establecer un dialogo equilibrado entre el
juego, los contenidos y las estructuras didácticas, perdiendo peso la enseñanza
y la planificación como instrumento organizador de las practicas.
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Se observa
en ambos ciclos una vuelta a algunas prácticas ofrecidas por los precursores
del jardín de infantes. Las prácticas de enseñanza comienzan a incorporar
elementos de estos enfoques y las rutinas a adoptar formas vinculadas la
enseñanza de la vida práctica. Con ello, otro entrecruzamiento más tensiona la
identidad del nivel.
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El
programa nacional Nuestra Escuela denominada en Santa Fe Escuela Abierta
(2014-2017) ofrece abundante e interesante bibliografía que es estudiada y
debatida en las instituciones.
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Mientras
el juego parece tener que ver solo con los niños, la balanza didáctica se
inicia hacia un solo lado, el aprendizaje.
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Se pone en
el foco de la enseñanza, a la pedagogía y la didáctica, abriendo con ello la
posibilidad de construir un nuevo movimiento en la identidad del nivel, donde
tal vez se pueda pasar de una lógica binaria o dual- enseñar o jugar; jugar o
aprender- a una que integre y articule posiciones.
La identidad reclama un movimiento que
posibilite construir nuevos sentidos para la Educación Inicial en Santa Fe.
Conforme avanza el
tiempo y las transformaciones en todos los órdenes, llega el momento de redefinir
el rumbo que ha de seguir la Educación Inicial santafesina.
En definitiva, de lo
que se trata de reconocer que el siglo XXI ha llegado y se ha instalado con una
lógica distinta donde la posibilidad es asequible solo si se sustenta en una
nueva lógica que la potencie como tal. Y aquí vuelve el juego a entrar en
escena, desde una perspectiva que intenta superar la mirada dicotómica de la
modernidad, supo ponerlo a veces de lado del aprendizaje y otras del lado de la
enseñanza.
Desde esta nueva
mirada, el juego cede lugar al jugar. La relación entre el juego, la enseñanza
y el aprendizaje se encarna ahora en los cuerpos reales de enseñantes y
aprendientes concretos.
Las puertas de acceso
a esta nueva construcción son múltiples: consultas pedagógicas a otras
direcciones provinciales, equipos directivos, supervisores, docentes, familia,
niños.
Un nuevo enfoque para
la educación inicial nos invita a pensar en nuevos modos de ver, lo cual
implica movimientos que posibiliten identificar esta otra lógica.
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Del
ambiente juguetón al ambiente como nido cultural.
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Del niño a
niños y niñas contextualizados en grupos de aprendizaje.
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De la
relación juego y enseñanza al entramado enseñar-jugar y aprender.
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De dar
contenidos y actividades a generar condiciones de posibilidad para que algo del
orden del aprendizaje acontezca.
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De enseñar
el contenido como un fin en sí mismo a configurar el o los objetos de
conocimientos en contextos didácticos.
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Del aprender
contenidos a aprender a abordar lúdicamente la realidad con otros (aprendizaje
con sentido).
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De la
situación de enseñanza y de aprendizaje a la escena didáctica.
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De la
planificación de la enseñanza al bosquejo creativo de la propuesta (contextualizada
en una escena) y a su escritura formal como instrumento de comunicación.
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De la
actividad o actividades al desarrollo de la escena didáctica.
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De la
evaluación de los aprendizajes a la evaluación de las propuesta y el desarrollo
de la escena y la valoración de los aprendizajes.
Final que abre…
Llegado
el final de este escrito, arribamos a la conclusión de que la identidad de la
educación inicial está condicionada por las coyunturas históricas y las
decisiones que los actores sociales toman en cada uno de esos momentos
La
identidad de la educación inicial se forjo con espíritu libertario y, de la
mano del juego, el nivel inicial se constituyó en la vanguardia del sistema
educativo.
En
nuestra provincia, el nuevo Diseño Curricular se pone en marcha, fue asumiendo
la educación inicial en el país y específicamente en la provincia.
A lo
largo del extenso recorrido presentado identificamos algunas problemáticas coyunturales.
Con ello transitamos senderos coloridos. También otros llenos de oscuridad.
Otros que potencian y guían la tarea compartida de elaboración de un nuevo
Diseño Curricular y otros que instala contradicciones.
En torno
a la didáctica del nivel, pudimos reconocer el origen de estructuras y
modalidades didácticas altamente potentes, como así también identificamos otras
que, frente a la encrucijada del momento actual, resurgen como practicas a las
cuales aferrarse.
Finalmente
hemos observados al juego. En la actualidad, asumido en la LEN y los NAP como
contenido de alto valor cultural y requerimiento de aprendizaje, el juego
acepta un nuevo convite al dialogo, porque los tiempos cambian transformando
los modos de percepción, pensamientos y en definitiva, todos los modos y prácticas
de existencia.
La
forma dual o binaria con la que históricamente el juego y la enseñanza
establecieron su dialogo cede paso hoy a la complejidad de un dialogo expandido
que entrama el jugar del juego con el enseñar y el aprender.
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